Autores

Jorge Teillier

Poeta chileno nacido en Lautaro en 1935.
Estudió pedagogía en la Universidad de Chile. Ejerció la docencia y el periodismo colaborando en importantes diarios 
y revistas de su país. Formó parte del grupo "Trilce" al lado de Enrique Lihn, Efraín Barquero y otros poetas muy vigentes 
de la época, cuyo objetivo era construir un gran país cultural.  Sus inquietudes literarias lo llevaron a recorrer varios países 
de América y Europa. Fue galardonado con importantes premios entre los que se destacan el "Premio Gabriela Mistral" 
"Premio Alerce" . Su poesía fue traducida a varios idiomas.
De su obra destacamos las siguientes publicaciones: Para ángeles y gorriones en 1956, El árbol de la memoria en 1961, 
Poemas del país de nunca jamás en 1963, Crónica del forastero en 1968, Cartas para reinas de otras primaveras en 1985, 

El molino y la higuera en 1993, y En el mudo corazón del bosque en 1997, publicación póstuma.
Falleció en Viña del Mar en 1996.

Poemas

Botella al mar

Y tú quieres oír, tú quieres entender. Y yo
te digo: olvida lo que oyes, lees o escribes.
Lo que escribo no es para ti, ni para mí, ni
para los iniciados. Es para la niña que nadie
saca a bailar, es para los hermanos que
afrontan la borrachera y a quienes desdeñan
los que se creen santos, profetas o poderosos.

 

Despedida

                                                                                ...el caso no ofrece
                        ningún adorno para la diadema de las Musas.
                                                                                               Ezra Pound


Me despido de mi mano
que pudo mostrar el paso del rayo
o la quietud de las piedras
bajo las nieves de antaño.

Para que vuelvan a ser bosques y arenas
me despido del papel blanco y de la tinta azul
de donde surgían ríos perezosos,
cerdos en las calles, molinos vacíos.

Me despido de los amigos
en quienes más he confiado:
los conejos y las polillas,
las nubes harapientas del verano,
mi sombra que solía hablarme en voz baja.

Me despido de las virtudes y de las gracias del planeta:
los fracasados, las cajas de música,
los murciélagos que al atardecer se deshojan
de los bosques de casas de madera.

Me despido de los amigos silenciosos
a los que sólo les importa saber
dónde se puede beber algo de vino
y para los cuales todos los días
no son sino un pretexto
para entonar canciones pasadas de moda.

Me despido de una muchacha
que sin preguntarme si la amaba o no la amaba
camino conmigo y se acostó conmigo
cualquiera tarde de esas en que las calles se llenan
de humaredas de hojas quemándose en las acequias.
Me despido de una muchacha
cuya cara suelo ver en sueños
iluminada por la triste mirada de linternas
de trenes que parten bajo la lluvia.

Me despido de la memoria
y me despido de la nostalgia
-la sal y el agua
de mis días sin objeto-

y me despido de estos poemas:
palabras, palabras -un poco de aire
movido por los labios- palabras
para ocultar quizás lo único verdadero:
que respiramos y dejamos de respirar.